El amor, el compromiso y la preparación del maestro/a Waldorf le permiten conectar verdaderamente con cada niño para guiarle y acompañarle durante los años que comparten el camino de la vida escolar.
Para conocer un poco más de cerca el perfil de los maestros y maestras Waldorf tenemos el placer de entrevistar a Rocío Martín, una de las coordinadoras del Centro de Estudios Waldorf de Sevilla Blanca Paloma. Rocío nació en Sevilla hace 55 años. Estudió Psicología y Educación Infantil en la Universidad de Sevilla y la Complutense de Madrid, formándose posteriormente en Pedagogía Waldorf de Infantil y de Apoyo y en Trabajo Biográfico Antroposófico. Fue madre de las escuelas Waldorf de Villafranqueza y de Las Rozas de Madrid durante quince años. Es cofundadora del espacio de pedagogía Waldorf para niños y adultos «La casita del Farol» en Las Matas y de la escuela Waldorf Sevilla Girasol de Mairena del Aljarafe. Actualmente trabaja como psicóloga humanista y maestra de apoyo Waldorf a partir de la imagen del ser humano que ofrece la Antroposofía.
Rocío ¿Cómo llegaste a la educación Waldorf y qué te impulsó a crear el Centro de Estudios Waldorf Sevilla Blanca Paloma?
Hace 25 años tuve la fortuna de descubrir la Pedagogía Waldorf en Tenerife e inmediatamente nuestras hijas se hicieron alumnas Waldorf y yo, personal y profesionalmente, comencé a formarme en diversas áreas de esta fuente de conocimiento: educación infantil, pedagogía de apoyo y trabajo biográfico antroposófico.
Al volver a Sevilla después de haber estado viviendo 23 años en distintos puntos de la geografía española, mi marido y yo nos dimos cuenta del bien que haría a la sociedad sevillana y andaluza la presencia de la pedagogía Waldorf y la metamorfosis que ella conlleva, en esta tierra. Nos pusimos en marcha y contactamos con las personas adecuadas para promover este impulso, primero, en forma de escuela infantil y, a los pocos años, en forma de centro de formación de adultos dado que faltaban maestros andaluces formados que pudieran continuar con la expansión de este impulso inicial.
¿Qué cualidades destacarías debe reunir un educador/a que quiere formarse para trabajar en una escuela Waldorf?
Sentir la necesidad de autoeducación para estar a disposición del niño. Permanecer sensible a la naturaleza y convertirse en su alidada. Cultivar el arte social que impulse el reconocimiento y respeto de todos los adultos de la comunidad educativa, padres y maestros.
¿Qué tipo de contenidos abordáis durante los tres años que dura la formación?
Profundizamos continuamente en la imagen del hombre y del mundo que ofrece la Antroposofía. Abordamos las distintas materias curriculares de forma que nuestros alumnos adultos se sientan parte de ese contenido y sientan la necesidad de continuar investigando por su cuenta. En cada bloque de formación tenemos en cuenta el aspecto teórico, artístico y práctico que cubran las necesidades de pensar, sentir y construir que tenemos todas las personas.
¿Está pensada esta formación solo para futuros maestros de escuelas Waldorf? ¿Qué valor aporta a maestros por ejemplo de la escuela pública?
Esta formación nutre no sólo a maestros que algún día vayan a trabajar en la escuela Waldorf. También dota de sentido la labor pedagógica de cualquier maestro. De hecho, muchos maestros de la pública han sido o son actualmente alumnos de nuestra formación. La visión que la pedagogía Waldorf ofrece del niño y del maestro y la forma práctica y artística de abordar las materias despiertan valores como la creatividad, la responsabilidad y la libertad de toda la comunidad educativa.
¿Qué responderías a quienes dicen que en las escuelas Waldorf los niños viven en una burbuja y que la educación debería ser más realista para preparar a los niños para el futuro?
El feto humano permanece en la envoltura materna durante nueve meses protegido de todas las inclemencias externas que puedan dañarle para optimizar su desarrollo. De esto no hay duda. El hecho de nacer después de estos nueve meses no es garantía de que no necesite seguir siendo cuidado y protegido de muchas agresiones que la vida actual ofrece y que no se cuestionan como tales. La educación Waldorf ofrece precisamente una educación muy realista. Pone en contacto al niño con la realidad material y social desde el primer momento. El contacto con la naturaleza y facilitar el movimiento libre del niño son recursos educativos prioritarios en nuestra metodología para la adquisición adecuada de la escritura y lectura, por ejemplo. Sí es cierto que conscientemente proponemos rodear al niño de belleza, bondad y verdad en su recorrido escolar para que precisamente sea más fuerte y seguro de sí mismo una vez haya finalizado esta etapa.
Acercándonos al periodo de matriculaciones ¿Qué aspectos recomendarías a las familias que observasen a la hora de elegir centro escolar para sus hijos?
Que no tengan prisa por que sus hijos aprendan a escribir y leer antes de tiempo sin que su cerebro esté preparado sometiendo a los niños a un sobresfuerzo con consecuencias nefastas para su futuro desarrollo.
Que sus niños no permanezcan sentados demasiado tiempo y que valoren el juego libre y el aspecto artístico en la educación.
Que el entorno sea lo más sencillo, bello y natural posible.
Que el equipo pedagógico comparta un ideario común para que los maestros no estén dando palos de ciego sobre los niños probando ideas educativas inconexas que no tengan que ver con las necesidades reales del niño a modo de experimento como se hace en muchas escuelas llamadas “nuevas”.
Que la escuela sea un espacio de encuentro social y de aprendizaje para los padres.
Que la escuela sea un referente por sus aportaciones culturales, sociales y artísticas para el beneficio de la comunidad social en el pueblo o ciudad donde esté ubicada.
Muchas gracias a Rocío Martín por su colaboración y por el entusiasmo que transmite hablando sobre la formación de maestros Waldorf y a Blanca Berdejo por permitirnos utilizar las bonitas fotos que compañan al texto sobre la formación Blanca Paloma.