“El alma humana tiene una necesidad inextinguible de que la sustancia de los cuentos fluya a través de sus venas, al igual que el cuerpo necesita tener sustancias nutritivas que circulan a través de él.” Rudolf Steiner

He de decir que, a lo largo de mi carrera profesional, como maestra, cada vez me encuentro más con preguntas sobre si debemos o no contar cuentos a nuestros niños: ¿Son demasiado anticuados para la época en la que vivimos?, ¿es correcto contar cuentos a los niños?, ¿es mejor contarlo o en audio?, ¿no pasa nada porque vean la película ¿verdad? y como estas un sinfín de preguntas más que en otro momento ni nos cuestionaríamos.

Cuando reflexiono sobre este tema siempre me acuerdo de estos fragmentos de Blancanieves que me leyeron una vez:

Según la versión de Disney:
Érase una vez una joven y bella princesa llamada Blancanieves. Su pelo era tan oscuro como la noche, sus labios eran tan rojos como una rosa, y su piel era blanca como la nieve.

Ahora la versión clásica de los hermanos Grimm:
Era un crudo día de invierno, y los copos de nieve caían del cielo como blancas plumas. La Reina cosía junto a una ventana, cuyo marco era de ébano. Y como mientras cosía miraba caer los copos, con la aguja se pinchó un dedo, y tres gotas de sangre fueron a caer sobre la nieve. El rojo de la sangre destacaba bellamente sobre el fondo blanco, y ella pensó: << ¡Ah, si pudiese tener una hija que fuese blanca como la nieve, roja como sangre y negra como el ébano de esta ventana!>>. No mucho tiempo después le nació una niña que era blanca como la nieve, sonrosada como la sangre y de cabello negro como la madera de ébano; y por eso le pusieron por nombre Blancanieves.

¿Encontráis la diferencia, ¿verdad?

En la Pedagogía Waldorf, los cuentos de hadas son muy importantes sobre todo para la enseñanza de los niños en los primeros septenios. Ayudan a que los niños expresen sus emociones, a que aprendan a exteriorizar su interior. Si nos dirigimos a la esencia de lo que son los niños, veremos que ellos entienden el lenguaje de los cuentos ya que ellos mismos viven en un mundo de imágenes. De hecho, de entre los tres y nueve años, los niños distan mucho de tener desarrollada la capacidad pensante del adulto. Es por ello, que necesitan de dichas imágenes, aportándoles muchos beneficios para su desarrollo integral.

Vemos cómo los cuentos expresan en forma de imágenes verdades muy profundas, que se guardan en el interior del niño como semillas, trascendiendo el tiempo y sus clichés. Así, cuando crezcan les permitirá tener pensamientos mucho más maduros para afrontar su vida que aquellos niños que adquieren su conocimiento del exterior por un camino más intelectual.

Todos los cuentos tienen en común la presentación de un conflicto, pero que siempre se resuelve a través de un camino luminoso. Además, los pequeños siempre quedan satisfechos y contentos cuando el bien vence al mal, y se identifican con la figura del héroe o heroína, lo que crea en ellos una fuerza interior para afrontar situaciones que podrá vivir en su futuro, venciendo a miedos y dificultades.

En definitiva, cabe destacar la importancia del uso de los cuentos durante la infancia debido a su vocabulario amplio y rico, como hemos podido ver en los fragmentos citados al comienzo, sobre Blancanieves.

Narrando estas historias favorecemos la imaginación de los pequeños sin que tengan una imagen prefijada del personaje o de la historia; la fluidez a la hora de narrarlas hace que sean atractivas para los niños y puedan adrentrarse en la profundidad de la historia ya que cada personaje refleja metafóricamente algún elemento interno, una emoción o valor, que podemos encontrar en nosotros mismos a lo largo de nuestra vida.

A modo de recomendación, dentro de nuestra pedagogía utilizamos todos los cuentos de los hermanos Grimm, recopilados por la editorial Rudolf Steiner, para lectura a partir de los seis años. Sin embrago, durante la etapa infantil, para los más pequeños recomendamos cuentos de animales o en fórmulas de repetición, que les ayudan a estimular su memoria y adquieren nuevo vocabulario, además de ejercer un efecto positivo a nivel fisiológico ya que la respiración se vuelve más calmada y regular, lo que calma y serena a los pequeños; también los podemos encontrar en forma de teatrillos de mesa, como los que encontramos en el libro de la autora Tamara Chubarovsky, Cuentos para ver, oír y sentir.

 

Aunque también podemos disfrutar con Cuentos infantiles de la editorial R. Steiner, donde podemos encontrar una buena selección de cuentos para los más pequeños. Algunos son El rey Rana, El lobo y las siete cabritas, La oca de oro, Los músicos de Bremen, Blancanieves o Madre Nieve.

“Los cuentos y las leyendas son como un ángel bueno que se le asigna al hombre desde su nacimiento, para que lo acompañe en su peregrinar por este mundo y, siempre fiel compañero, transforme su vida gracias a su amistad, en un verdadero cuento poético que sature la intimidad de su alma”. Rudolf Steiner.

Autora: Clara Isabel Rodríguez Ciero, maestra de Educación Infantil en la Escuela Internacional Waldorf Sevilla Girasol. 

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